La mecanización de la paja
Poco a poco la bala de paja está comenzando a ser considerada algo más que el residuo de la explotación de cereales como el trigo o el arroz, destinándose a la ganadería o eliminándose mediante la quema del rastrojo, pasando a valorarse como un elemento constructivo útil y disponible. No sólo por las muchas propiedades de alto valor ecológico que ofrece cuando se incluye adecuadamente en las edificaciones, como su gran capacidad aislante, su larga resistencia al fuego, su nula huella de carbono o su capacidad de biodegradarse, sino también por su fácil manejo y versatilidad en diferentes técnicas y sistemas.
A lo largo de la historia la paja ha sido utilizada de múltiples formas, combinada con barro, cal y otros recursos disponibles, en formato de ladrillo de adobe o en masas modeladas a mano. Estos sistemas eran baratos y accesibles pero completamente artesanales, y por tanto muy lentos y de características muy variables, siendo difícil su uso a gran escala. Es desde la invención de la empacadora manual a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, posteriormente perfeccionada y automatizada a finales del mismo siglo, que comenzó la primera vía de industrialización de la paja. Se conseguía así un objeto fácilmente replicable y fiable, cuyas características mecánicas podían ser conocidas, rápida de elaborar y apilable. Aunque en un inicio no fue prevista para la construcción, pronto comenzaron a surgir experimentos de viviendas temporales que las utilizaban a modo de ladrillo. Este sistema, llamado Nebraska en referencia al lugar donde se originó, construye muros autoportantes de balas de paja, pero con unas limitaciones formales y técnicas muy importantes.
Maison Feuillette, Francia, pionera en el uso de balas de paja de Europa. Primero se creó la estructura de madera, y posteriormente se producieron las balas de paja, con la longitud necesaria.
Hasta los años 40, en diferentes lugares de Europa, Canadá y Estados Unidos, se desarrolló este sistema y comenzaron a surgir variaciones en las que se incluían estructuras de madera. El empleo de balas de paja en construcción sufrió en los años 40 una pausa obligada por la Segunda Guerra Mundial, así como por la competencia ante sistemas constructivos industrializados o la consolidación del hormigón armado, perdiéndose el interés en los muros de carga a favor de los sistemas de pilares y vigas.
No fue hasta los años 70 que se retomó el interés por la construcción con balas de paja, impulsándose del todo en los años 90 y desarrollándose hasta la actualidad múltiples sistemas constructivos en combinación con la madera, el barro o la cal.
Sistemas constructivos con balas de paja
Se podría categorizar el uso de la bala de paja (o de la paja en sí) en dos grupos, según si se aprovecha como elemento estructural o no.
En los sistemas en los que la bala de paja no recibe cargas y funciona sólo como cerramiento, se puede insertar en un clásico sistema de postes y vigas de entramado pesado o ligero, de madera, acero u hormigón, ofreciendo una envolvente de altísimas prestaciones, aunque hay que resolver con atención los puentes térmicos. Otra opción que evita estos puntos débiles, es emplear las balas como Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior, en rehabilitación de viviendas u obras nuevas, con diferentes tipos de aplicación.
Cuando se tiene en cuenta las capacidades estructurales de la bala de paja surgen otras posibilidades. Una de ellas es el ya mencionado sistema Nebraska, en el que la bala funciona como ladrillo, en un aparejo que le permite soportar las cargas verticales de la cubierta empleando un mínimo volumen de madera. En el resto de sistemas se utiliza la compresión contenida durante su elaboración en la empacadora, combinándolo con la madera para conseguir un esquema estructural sólido y resistente frente a acciones verticales y horizontales. El más desarrollado es el sistema CUT con sus múltiples variantes